Sprinters, de Lola Larra: la novela y la investigación
Barra del diseño sin contenido - Titular Splinters Novela Cuaderno de Colonia

HISTORIA:

AUGE

“Lomas labradas por un lado, el río Perquilauquén por el otro. En el centro, construcciones de estilo bávaro, edificios y talleres. La Colonia es un verdadero pueblo aparte. Por los faldeos se extienden bosques de encino y raulí. De vez en cuando se cruzan por el camino ciervos que el predio tiene desde 1978. Fueron un regalo del comerciante alemán ultraderechista Malte Radmann-Puffe. Hacia el interior del fundo hay un criadero de avestruces.

El fundo es, además, autosuficiente. Produce su propia madera y alimentos, tiene su propia fábrica de ladrillos y su generador eléctrico; un molino, una panadería, una fábrica de cecinas, ganado. Cuenta con maquinaria pesada, camiones y excavadoras que le permiten levantar grandes construcciones y caminos. De hecho, los colonos sólo deben abastecerse desde el exterior de café, sal y arroz.

La Colonia tiene en el fundo dos pistas aéreas de 1,5 y 2 kilómetros, y cuenta con siete aviones.

El predio de Parral no es la única propiedad de Colonia Dignidad. En Santiago poseen una casa en la calle Campo de Deportes, que fue empleada como oficina de la “sociedad benefactora” y como punto de venta de los productos de la secta. Se ubica en un barrio residencial y sus accesos están muy protegidos. Durante mucho tiempo se rumoreó la existencia de un búnker en la casa, así como de una estación de radio que recibía mensajes cifrados desde Alemania. También que fue ocupada por la DINA [la policía de inteligencia de Pinochet]. Nada de esto ha sido comprobado.

Según el Dr. Hopp, en la casa se alojaba a los pacientes de la Colonia que eran atendidos en el Hospital Clínico de la Universidad Católica, que en 1982 firmó un convenio con la sociedad Dignidad.

En Talcahuano, la Colonia tiene tres lanchas pesqueras y negocios de extracción de ripios y áridos en el fundo El Litral, de Bulnes, a orillas del río Itata. Es un excelente negocio para la Colonia, que ha instalado dos plantas chancadoras y una flota de camiones. Justo al lado de la planta está el ‘Casino Familiar’, un restaurante y un parque que han convertido en una villa bávara en miniatura: piletas, cisnes y juegos infantiles. En el pórtico, el escudo del Estado de Baviera y el nombre del lugar: Dreispitzdorf (‘Pueblo de Las Tres Picas’).

El casino ofrece un menú completamente alemán: carnes, chukrut, cervezas, kuchenes. El lugar se usaba para agasajar a militares y grandes amigos de Colonia Dignidad. Los Pinochet-Hiriart, el general César Mendoza o el agregado militar de la embajada alemana, Hans Müller-Borchets fueron celebrados allí. En una carta dirigida al presidente Eduardo Frei Montalva, en mayo de 1967, el presidente de la Colonia, Hermann Schmidt, entrega un interesante balance de la productividad de los alemanes en tan sólo seis años de existencia: el predio cuenta ya con más de 5 mil hectáreas, 700 de las cuales se emplean para el cultivo anual de 500 toneladas de trigo y la crianza de vacunos y cerdos. La Colonia produce 200 mil huevos por año.

El hospital de El Lavadero, que tiene sólo cuatro años de funcionamiento a la fecha de la carta de Schmidt, ha realizado ya diez mil tratamientos. El predio posee siete tractores, tres orugas, cuatro cosechadoras, cinco camiones, una excavadora y una motoniveladora. Además están los trabajos de carpintería, electricidad, y pastelería; y la producción de ladrillos. La carta describe también las actividades de la planta de Bulnes: dos chancadoras, dos harneros vibradores, sesenta metros de cinta transportadora y otros cinco camiones. La capacidad productora es de mil metros cúbicos diario. Esto sólo en 1967.

Hasta hace pocos años –no existen datos recientes- Colonia Dignidad comercializaba mantequillas, mermeladas, miel, leches, mostazas, pan de trigo y centeno, pan negro, kuchenes y pasteles. Los vendían en su filial de Alemania y, en Chile, en los supermercados Jumbo.

En 1997, Jumbo regalaba una película promocional junto con los productos de la Colonia. El dueño del supermercado es el alemán Horst Paulmann. Colonia Dignidad llegó a producir diariamente mil hogazas de pan que se repartían en los hoteles de la zona. Otro de los negocios lucrativos era la venta de la ropa usada donada desde Alemania.

En ese país, la Misión Social Privada, matriz alemana de la Colonia, tenía una casa en Siegburg, en la calle Südweig 23, del pueblito de Hennef. Allí funcionaban las oficinas de la MSP –cuya presidencia, después de Baar, fue asumida por Hans Jürgen Blanck- y también la empresa Schaak OHG.

Junto con la casa, la Colonia poseía un depósito donde se acumulaban donacines de ropa, medicamentos y maquinaria, que más tarde eran enviados a Parral.

No existen hoy datos certeros sobre los montos de los negocios de Colonia Dignidad. Algunas estimaciones hablan de millones de dólares al año, pero los dirigentes del enclave alemán dicen que ‘apenas les alcanza’. ‘Es que los gastos en abogados son muchos’, explican.

Lo que sí se sabe es que, además de la enorme producción y la variedad de sus negocios, Colonia Dignidad contó por más de treinta años con una serie de franquicias aduaneras y tributarias. Nunca pagó salarios a sus colonos por su trabajo. En su calidad de ‘socios’, se decía, ellos aportaban su mano de obra”.


“Augusto Pinochet Ugarte visitó Colonia Dignidad nueve meses después del golpe de estado en Chile. Poco tiempo antes, el predio de Parral había comenzado a usarse como centro de detención y torturas.

En la Colonia, el coronel Manuel Contreras [jefe de la policía de inteligencia], un buen amigo de Schäfer, encontró lo que no había en ningún regimiento del país: absoluto secreto, control total y colaboradores profesionales en la tarea de escarmiento. Cuentan que cuando el mandamás de la DINA llegaba a la Colonia, el coro y la orquesta de niños interpretaban para él la marcha triunfal de Aída, la ópera de Verdi. Contreras también acompañaba a Schäfer en las partidas de caza.

La visita de junio de 1974 no fue la única que Pinochet hizo al enclave alemán. En 1985 su esposa, Lucía Hiriart, inauguró la nueva escuela Villa Baviera. Y en 1987 ambos comieron en el Casino de la Colonia en Bulnes. Los Pinochet-Hiriart tenían excelentes relaciones con el jerarca alemán Albert Schreiber. El Dr. Hartmut Hopp, además, era íntimo amigo de Doña Lucía. Fueron buenos tiempo para el ‘tío’ Paul.

Schäfer trajo a los miembros de su secta a Chile con el cuento de una posible amenaza comunista. La inminente llegada de Salvador Allende a La Moneda, volvió su fantasía una realidad.

La paranoia anticomunista asentó el poder de Schäfer. No sólo eso: inició una verdadera escalada armamentista y promovió los vínculos de sus jerarcas con los sectores golpistas y conspiradores contra la Unidad Popular.

Ya antes de la elección de Allende, Colonia Dignidad fraguó una alianza con el grupo paramilitar de ultraderecha Patria y Libertad. Organizaron distintos grupos de campesinos que actuaban como fuerzas de choque contra la Reforma Agraria. Uno de estos núcleos funcionó en el predio de Dignidad y en él participaron cuatro colonos. Allí también recibieron instrucción paramilitar. Tras el golpe militar, Schäfer abrió las puertas del predio a los organismos de seguridad militares y especialmente a la DINA. La Colonia no sólo fue un lugar de paso, detención e interrogatorio: fue también depósito de armas, escuela de instrucción, centro de información y experimentación”.

Extractos del libro “Los amigos del Dr. Schäfer”, de Claudio Salinas y Hans Stange (Edit. Debate, Santiago, 2006)


“Vivo en Villa Baviera hace 22 años y trabajo allá en agricultura y no sé el motivo de mi citación. Pero me parece que esto es para destruir a la Villa. A mí me pagan por mi trabajo en la oficina, me paga una señorita, y yo quiero seguir allá porque me gusta la vida que llevo y mi trabajo. Vivo con varias otras personas.

Al señor Blanck lo conozco y está a cargo de la empresa, el señor Hopp es el médico, al señor Schäfer no lo conozco, una vez lo vi pero hace años atrás. EI señor Schmidt era mi padre.

Yo no quiero saber más, trabajo y eso es lo mejor. No tengo amigas y no me gusta tenerlas. Tengo amigos que trabajan conmigo. No le quiero decir quiénes son esos amigos. A veces voy a Bulnes a trabajar, pero no a otros lados. Yo no sé de problemas y si los hubiera no quiero saberlo. Yo no veo televisión, no leo diarios ni revistas. Trabajo no más y listo. Recibo cien mil pesos mensuales y con esos compro mis cosas, aquí en Parral, en Linares, por ejemplo. Quiero seguir tranquilo como estoy.

José Ángel Smith, colono


“Conozco a Miguel Ángel, tiene 36 años de edad y lo veo feliz en la Villa. No sé cómo pueden decir que está secuestrado. Yo voy seguido a la Villa, creo que hace un me atrás lo vi. Le escuché decir que estaba por su propia voluntad allá. Estaba desconcertado por el aparataje que hace su familia por reclamarlo, porque ni siquiera es su madre”. A Domingo Contreras lo conozco, es mayor de edad, es un caso feliz como Miguel Becerra, es de Cachapoal y anda con su silla de aquí para allá porque es inválido, pero allí igual desempeña un trabajo”.

Sylvia Vera, amiga de la Colonia


“No tengo nada que agregar. Solamente que estoy contento y feliz ahora. Antes había dificultades personales como en toda familia lo hay; ahora estoy bien. Vivo con mi esposa”.

Werner Schmidtke Zeitner, colono, mueblista


-¿Conoce a Michael Hopp?

-Cuando llegó tenía como 4 años y no podía caminar. Fue hospitalizado y empezaron un tratamiento de su cadera. Él se quedó con el Dr. Hopp porque notamos que el niño no quería volver a su casa. Cuando escuchó la micro de Parral que llegaba al hospital, se escondió debajo de la mesa, en la pieza, y empezó a tiritar por miedo, ¡fue una cosa! La enfermera que le cuidaba trajo ropa de otros niños a los que habían dado de alta y él empezó a gritar por susto pensando que era ropa para que él salieras. Él ahora es hijo adoptivo. No conozco a su madre biológica. Algunas veces el niño, a los cuatro años, dijo que en su casa había mucho movimiento de diferentes hombres y que tenia miedo. Todo su comportamiento estaba en contra de su propia casa. Él se quedó viviendo con el doctor y su esposa Dorothea.

Brigitte Malessa Boll, colona, enfermera


“Yo vivía en Parral y a los doce años, en 1972, llegué accidentado al hospital de la Colonia. Fui atropellado por el tren y me amputaron un pie. Nosotros éramos doce hermanos, y con una situación económica mala. Estuve un mes en recuperación. La primera impresión que tuve de la Colonia fue muy positiva. Cuando estaba solo en mi pieza, llegó una anciana, y sin conocerme de nada, me atendió y me regaló una rosa. Esas cosas uno no las puede olvidar. A los cuatro días apareció Paul Schäfer y me dijo que si necesitaba ayuda le dijera nomás. Fue una persona que se preocupó por mi bienestar y me consiguió una silla de ruedas. Volví a mi casa en Parral, pero todo el mundo me trataba distinto, me señalaban con el dedo. Así que a las dos semanas pedí volver a la Colonia. Hablé con mis papás, me puse a estudiar alemán y hasta el día de hoy estoy acá”.

Dennys Ricardo Alvear, actual relaciones públicas de la Colonia, acusado de encubrimiento en abusos deshonestos