Sprinters, de Lola Larra: la novela y la investigación
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EL TÍO PERMANENTE

Paul Schäfer

-¿Quién es el “Tío Permanente”?

-Es el fundador del hospital y de todas las cosas de allá. Es Paul Schäfer. Yo le digo Tío.

Magdalena Baar, auxiliar paramédico, colona

“Esa persona es viejo, es viejo, chico. Le teníamos que decir Tío Permanente”.

Declaración del niño J.E.B.

“Le dicen Tío Permanente, que es un invento de él. Desde que estoy en Chile le dicen Tío. Pero lo de Permanente es un invento suyo. No sé qué significa eso”.

Tobias Müller, ex colono

“Él se autodenominó el Tío Permanente, porque pensaba que iba a estar allí para siempre”.

Salo Luna, miembro de la Juventud Permanente

“Lo conozco más de cuarenta años, es una persona honesta, bondadosa. Él es casado en Alemania pero separado. Casi nunca está solo por su bondad y quiere a los niños, a los jóvenes y a los adultos como yo. Es totalmente imposible lo que se dice de él”.

Gisela Tabea Gruhlke Hahn, médico

“Generalmente habla en forma suave, pero a veces para hacerse escuchar grita. Les pega un grito y los niños quedan igual como si les pegara. En todo caso yo no he visto nunca que les pegue. Paul Schäfer siempre anda con niños distintos. El que más anda con él, en todo caso, es el Matías, un joven grande, no creo que tenga más de 21 años. El Matías siempre anda con él, y además anda con otros dos más pequeños. Siempre anda con dos o tres. Él necesita la lupa, el niño se la pasa; necesita la radio, el niño va corriendo a pasársela; necesita una escopeta, se la llevan. No carga con nada, todo lo pide. Todos los niños están a cargo de Monk, tanto los de la Colonia como los que llegan de afuera, porque los días viernes los alemanes salen del campo a buscar niños y los regresan el domingo. Las actividades se las hace todas Monk a los niños, pero Monk recibe ordenes de Schäfer. Ahí todas las cosas se hacen por orden de Paul Schafer.

Néstor Raúl Candia, agricultor

-¿Qué sabe Ud. acerca de la vida de Paul Schafer en Villa Baviera?

-Es difícil decirlo porque unos cuarenta años que vivimos juntos y él estaba en el canto, en religión, en lo educativo, nos enseñó de la Biblia, nos predicó. Él era el fundador de la Villa, de todo lo que existe hoy día. Yo personalmente nunca viví con él. Él me enseñó la Biblia y el canto. Yo fui a veces ayudante de él donde andaba el en el auto, al campo, y donde anduvo en las casas donde se trabajaba y yo le arreglaba el auto, el aseo, la limpieza y lo ayudaba en ese servicio. Como un capitán tiene su ayudante, yo lo ayudaba.

Werner Schmidtke Zeitner, mueblista, colono

“El viejo nos hacía cantar y marchar. Una vez se enojó porque yo iba subiendo una escalera donde había un alemán como entrenando karate, y me retó. Otro día íbamos con otros niños, con Ángelo y uno que se llama Salo, tocando guitarra, y Ángelo dijo “Ahí viene el viejo, ahí viene el viejo”. Él escuchó y después vino y me llevó para afuera y me pegó un par de cachuchazos porque creía que yo le había dicho a los otros que él venía. El que me pegó fue Paul Schäfer, aquí por la cara y también me dio una patada (“no te juegues conmigo”, me dijo). Tienen unas cuestiones como un espejo, que uno entra al río y ya lo están mirando desde allá. Una vez llegué a la orilla a hacer pichí, y me pararon y me retaron. En varias oportunidades, el viejo me pegó. Una vez estábamos bañándonos en la piscina y por ahí andaba un mudo, uno que se hacía el mudo parece, y andaba bajándonos los pantalones; así que se lo conté a un alemán y en vez de acusar al mudo, el alemán me acusó a mí y el viejo me mandó un cachuchazo. Después seguimos bañándonos y la escalera de la piscina estaba con corriente. Yo iba subiendo e iba tiritando y apenas era capaz de subir, hasta que lo logré, y les conté que estaba enchufada la corriente y no dijeron nada”.

Declaración del niño H.V.

“Él no es cualquier persona y por eso lo recuerdo: por su edad y gravedad. Él es la persona que construyó el hospital, está desde los inicios y es una persona bondadosa”.

María Strebe, colona, enfermera

“Conozco a Paul Schäfer. Él iba mucho a la escuela hasta el año 1990. Después se alejó. Lo que llamaba la atención era que siempre andaba con niños en el auto, nunca con adultos o mujeres. Esto se comentaba en la escuela y en la comunidad. A veces él andaba todo el día con los niños y las preguntas que todos nos hacíamos eran ¿por qué anda con ellos? ¿a qué horas ellos van a la escuela? ¿por qué no anda con mujeres o con adultos?”.

Noé Alfonso Valenzuela, profesor de Parral

“Había varios baños pero solamente había que bañarse en uno de ellos, con un caballero de edad, de mediana estatura, contextura gruesa, más o menos pelado, canoso y con un ojo más chico que el otro y parece que era medio sordo porque usaba una cosita como audífono, y un alemán más joven lo ayudaba y llamaba a los niños que eran bañados de a uno por ese caballero que nos echó jabón en el pelo y agua con una ducha teléfono; todos los niños se reían de eso porque sabían que en esa operación les echaban el forrito del pene para atrás”.

Declaración del niño F.E.

-¿Cuál es su situación en Villa Baviera?

-Vivo en Villa Baviera y a veces estoy aquí o allá y miro animales. O voy a la cocina. No me gusta no hacer nada.

-¿Dónde y con quien vive Ud.?

-Vivo con mi señora en una misma casa con otras familias.

-¿Quién es Paul Schäfer? ¿Qué es el para la Villa y en la Villa?

-Yo lo conozco muchos años y siempre era muy bueno. Nosotros somos todos iguales. Ahora no sé nada de él. El trabajo de él ha sido estar aquí, estar allá, en todas partes.

-¿Con quien vive él?

-No sé. Ha vivido con nosotros, somos todos y cada uno tiene su… no tengo palabras para decirlo. Nos encontramos en el día o en la noche. Yo he sido agricultor, la mayoría del tiempo afuera, y así cada uno en su profesión.

-¿Qué relación tiene Ud. con él?

-Yo no lo veo hace como diez meses. No recuerdo cuándo estuve con él la última vez.

-¿Sabe Ud. que hay una orden judicial de detención en contra de él?

-Eso está publicado en todas partes. Sé por televisión lo que se dice de él. No sé donde está él ahora.

-¿Es verdad que él usa el nombre suyo? ¿Por qué?

Una vez estando él enfermo y cuando fue al hospital me preguntó si podía usar mi nombre. Iba a un hospital afuera, a Santiago, y me pidió permiso para usar mi nombre porque había calumnias en contra de él en ese momento y antes y siempre, los periodistas son… no tengo palabras para eso. Y me parece que se hospitalizó con el nombre mío. No lo sé. El me preguntó y yo no sé si eso fue sólo en la hospitalización o en otras cosas, no recuerdo. Pienso que para mí no era nada molesto, era mi nombre y mi edad, nada más.

Walter Laube Wendland, agricultor, colono

-¿Conoce a Paul Schäfer?

-Por supuesto. Él es una persona entre otras. Aquí cada persona tiene su función y él es una entre todas. Él tuvo la iniciativa del casino familiar.

Somos muchos los que estábamos cerca del señor Schäfer. Es una persona entre otras, no tiene relaciones especiales. Todas las decisiones las tomamos en conjunto, en reuniones, con los técnicos y especialistas. Yo estuve ayer en Villa Baviera y estoy allá cada quince días. El señor Schäfer no está allí.

Erika Heimann Bahnk, empleada, colona

“Schäfer sólo necesita niños y tranquilidad. Schäfer no tiene amor a nadie, necesita toda esta construcción para sus abusos deshonestos y nada más. La fachada es perfecta, es un teatro con un líder muy inteligente. La enfermedad de Schäfer necesita de ese gran teatro. Es capaz de matar, acostarse con un niño e ir a rezar, todo a la vez. Schäfer debe estar rodeado de niños porque los necesita, como una animal necesita la carne. Cuando quiere castigarlos, se lo encarga a otros, para no desprestigiarse él”.

Wolfgang Müller Kneese, ex colono

“Muchas veces tenía miedo de Paul Schäfer. Porque cada noche había reuniones en una sala común y escribía nombres en una pizarra cuando las personas tenían culpas por algo. El nombre mío también estuvo escrito allí ante toda la asamblea y a veces yo no sabía por qué. Muchas veces fue por cosas menores como romperse los zapatos, y entonces mandaba a los jóvenes como yo afuera para recibir castigos con palos.

Él casi siempre iba en auto de un lado a otro, viendo qué pasaba aquí y allá. Siempre tenía un joven o más a su lado. El joven siempre tenía una libreta para anotar lo que faltaba y lo que debía hacer: lavar su auto, traerle la comida, lo que yo vi que era así. Yo pensaba que era para ayudarlo. Pero hoy yo sé, antes no sabía. Franz me contó, y otra persona también me contó, que en la noche Schäfer necesita a los jóvenes para su…, no sé cómo se llama. Sé qué hizo pero no sé cómo se llama, él hizo… Schäfer no tenía esposa y por falta de esposa necesitaba jóvenes para que estuvieran en la cama a su lado”.

Ingrid Szurgelies, ex colona

“Como todos nosotros vivíamos en conjunto hace años atrás, seis o siete años atrás, en canto y trabajos en conjunto, conocí al señor Schäfer y a veces estaba con él, como todos, pero nada en especial. Él nos enseñó el canto en el coro de jóvenes. Yo no me meto en esas cosas que se dicen por los diarios y que son calumnias y persecución a él. Yo no sé por qué lo acusan, aunque escuché algo como difícil de explicar pero como abusos o algo así, pero no puedo nada decir en concreto sobre eso porque nada sé. Cuando yo estuve con él, años atrás, nada malo supe que él hubiera hecho a alguien. Todos los jóvenes lo apreciábamos y hacíamos cosas en conjunto, cantos, excursiones, trabajos y allí estaba yo como todos los demás y nada en especial.”.

Declaración de Georg Schmidtke, colono

“Siempre tenía ayudantes. Se llaman ‘sprinters’, aunque ahora les dicen “L.V.D”, que significa Corredores de Servicio. Estábamos todos en una fila larga, y él elegía cada día a uno o dos. Yo tenía como trece años cuando empezó mi servicio en favor de él. Le ayudábamos a preparar la comida en la mañana, tener las radios, o lo que quisiera. Como un general que tiene su edecán, él tenía a uno de nosotros que estaba para sus recados, para correr a la oficina, pedir la carta, los servicios del día, lo que se presentara.

Todas las noches uno de los jóvenes dormía con él, casi siempre era al que le tocaba al día siguiente ser el ayudante.

Y cuando duerme, él lo ocupa para su propia cosa, yo no sé, yo no conozco esas cosas, no sé expresarlas, ahí termina mi castellano.

Conozco a C.P., él es un niño de la Juventud, del Internado. Seguro que ahí pasó algo, porque estaba muchas veces con el señor Schäfer y yo sé que él lo llevó a su pieza, para la ducha y todas esas cosas. Son cosas que algún día van a salir, no son imaginadas sino que pasaron aunque los niños no son capaces de expresarlo porque se equivocan y se enredan.

T.M., ex colono

Paul Schäfer Schneider

Nació en Sieburg, Alemania, el 4 de diciembre de 1921. Criado por su madre, nunca conoció a su padre. Sus dos hermanos murieron en la Segunda Guerra Mundial, donde él, tras ingresar en las juventudes hitlerianas, se desempeñó como enfermero. Después de la guerra se acercó a la religión bautista y, en 1959, fundó en Siegburg la Misión Social Privada, una institución para ayudar a niños y jóvenes con problemas, en la que él era uno de los ‘pastores’ principales así como el ‘director psicológico’. Acusado de abusar de los niños de la Misión, tuvo que huir a Bélgica. Llegó a Chile en 1961 con pasaporte falso, acompañado de unos pocos colonos y tres niños, y logró convencer a cerca de 50 familias de la Misión para que se lo acompañaran. Los primeros colonos eran los seguidores de Schäfer en Hamburgo y Siegburg, además de doce niños que sacaron de Alemania sin consentimiento de sus padres, supuestamente a una gira musical.

Nunca firmó ningún papel, ninguna de las propiedades de la Colonia está a su nombre, ni siquiera aparece en el acta de fundación de Colonia Dignidad, pero a lo largo de casi cuatro décadas fue el líder absoluto de los colonos alemanes.

En agosto de 1996 se dictó en Chile una orden de detención en su contra, por abusos deshonestos, pero sólo en 2005 la policía logró detenerlo en Argentina. El 10 de marzo, el prófugo más buscado de Chile fue hallado en una casa en Tortuguitas, un pueblo a unos sesenta kilómetros de Buenos Aires. A mediados de 2006 fue sentenciado a 25 años de prisión. Murió en abril de 2010 en el hospital de la cárcel de Santiago de Chile.