La Familia
“Fui el cuarto colono en llegar a Colonia Dignidad, en l960, y desde esa época conozco a Paul Schäfer, quien lo es todo en la Colonia y nada se hace sin su visto bueno. Allí la vida fue muy distinta a la vida en Alemania. Los matrimonios fueron separados al llegar a Chile, por sexo y edad, y llegó a tal extremo que los niños pequeños no sabían el nombre de sus padres”.
Heinz Kuhn, ex colono
“Allá las familias viven separadas, duermen separados. Nunca he visto que se den un beso o un abrazo al despedirse cuando se van lejos. O que se digan mamá o papá, siempre se escucha solamente la palabra tío o tía (onkel y tante, en alemán). No están ni ahí con su papá. Le dicen tío a sus papás. En la Kinderhaus duermen los jóvenes, pero abajo, en el subterráneo. Más arriba puras mujeres jóvenes. Y más arriba, las adultas. El Dr. Hopp vive en la parte de madera de la Kinderhouse y con su mujer nunca los he visto de la mano, abrazados o que se den un mísero beso, que es lo normal. Nada, nada. Solamente los he visto en el auto, pero por asunto de trabajo. Cuando van al hospital. Y cuando salen, por pantalla, porque se supone que debe andar con su señora. Menos he visto que anden con quien se dice que es su hijo”.
E.S, estudiante, miembro del Internado Intensivo
“Todo es común. Comedores comunes, lavandería común, ropa común. Y nada es íntimo, ya que todos están con todos. Por ejemplo, mis padres solamente los últimos ocho años tuvieron una pieza donde pudieron dormir juntos”.
Ingrid Szurgelies, ex colona
El Trabajo
“Viven trabajando. Trabajan en varios turnos. Pueden hacer tres turnos de cuatro horas en el día. Trabajan en grupos. También trabajan en la noche. En el periodo de siembra y cosecha trabajan casi toda la noche, iluminados con las luces de los tractores. Lo único que no funciona en la noche es la maestranza, el taller mecánico y el aserradero. Nadie protesta. Toda la gente trabaja y lo único que hacen es cumplir. Son unas verdaderas máquinas que si tienen que hacer algo lo hacen, porque tienen la orden de hacerlo”.
Néstor Raúl Candia, agricultor
“Trabajábamos catorce horas diarias. Algunos días hasta dieciocho horas o más. A veces empezábamos a las 2 o 3 de la mañana para hacer mantequilla. Empezamos tan temprano, que una vez pedí en la cocina que nos prepararan algo para comer a esa hora. Pero un día acabaron con esto. ¿Qué hacer ahora? Sufrir hambre. Nunca se pagaba ni un peso, la única vez que tuve dinero fue en una salida que hice porque me pasaron para un viaje. Siempre firmé un hoja que decía que me pagaban mi sueldo, pensando que el dinero existía, que me lo guardaban. Pero no es así”.
Ingrid Szurgelies, ex colona
La Religión
“La gente es bautista, los que salieron con Schäfer de Alemania creían en Dios eternamente, pero una manzana mala echó a perder a las demás. En realidad se practicaba sólo algo de la religión. Schäfer manipula a la gente y dice quién es culpable y dice lo que es bueno y también que lo persiguen los malos. Crea miedo en la gente con eso y con castigos y drogas”.
Wolfgang Müller Kneese, ex colono
-¿Hacían misas dentro de la Colonia?
-Leíamos la Biblia. Schäfer era el predicador. ¡Cómo iba a ser predicador si sólo tiene el título de ayudante de cura!
Franz Baar, ex colono
“Paul Schäfer es para los gringos como un Ser Supremo. Cualquier cosa que le pidiera, ellos lo harían. Es tanto así que en las reuniones de los comités, por ejemplo, retaba delante de toda la gente a Gerhard, e incluso al Dr. Hopp, al que en una ocasión le dijo mentiroso. También a Mong, a Albert. Estos salen con la cabeza agachada de la reunión. Les grita, enojado, se pone rojo, les dice ‘imbéciles, tonto’, en alemán, y también les dice cosas en castellano”.
Néstor Raúl Candia, agricultor
Las Asambleas
“Señor Ministro: cada noche hay una reunión, cada noche. Tienen que conversar todo, todo, todo, para protegerse. Comentan todo en conjunto. Paul Schäfer manda en la reunión, pero todos hablan. Son medios fanáticos. Nadie puede cometer un pecado, y todo hay que confesarlo públicamente. En el último tiempo se realizaban asambleas todas las noches, desde las once de la noche hasta las dos de la mañana. Ahí Schäfer dirigía sus discursos o inventaba acusaciones contra jóvenes y estos se tenían que defenderse frente a los demás. Muchas veces citaba la Biblia. Con eso fascinaba a su audiencia, además se la sabe casi de memoria. Algunos colonos lo comparan con Jesús, y aunque siempre rechaza esa comparación, en verdad le gusta oírla”.
Tobias Müller, ex colono
“Schäfer siempre llamaba a dos o tres personas, porque me parece que hay un subjefe en los grupos, entonces él con ellos se comunicaba siempre. En las noches hacían una reunión y participaban todos, todos opinaban, incluso algunos alegaban en forma acalorada, pero siempre en las conclusiones de la reunión se hacía lo que Schäfer decía”.
Néstor Raúl Candia, agricultor
La Jerarquía
“Si uno junta todas las funciones de un gobierno, como justicia, policía, iglesia, servicio militar, servicio de salud, todo eso tenía Paul Schäfer en Colonia Dignidad. Él necesita gente para la música, la economía, otros que trabajaran en el campo, mecánicos, médicos… Él está arriba en el centro y manda todo. Después hay un grupo de unos veinte adultos, los jerarcas, más abajo los demás adultos, después los niños y por último están las mujeres. Este sistema funciona basado sólo en el miedo y también gracias al espionaje mental y a la religión”.
Wolfgang Müller Kneese, ex colono
“Allá hay un sistema de jefes, un jefe manda a otro jefe y este a otro y así. Es un sistema muy riguroso y todos cumplen”.
Néstor Raúl Candia, agricultor
“Las mujeres no tienen ninguna importancia. Eso me di cuenta. Solamente hacen su función de lo que sea su trabajo y nada más.
Los niños ya no van a la escuela que tenían frente a la cancha de aviones, donde iban antes. Desde hace unos ocho años hacen clase en la sala, donde está el teatro. Las niñas estudian en una sala de la Kinderhouse, separadas de los niños. No hay profesores, sino que los mismos colonos, los que saben más, les enseñan”.
E.S., estudiante
Sexo, Parejas, Matrimonio
“Para ellos, todos son niños hasta cumplir 40 años. Sólo después de esa edad se pueden casar. Cuando estaba en la montaña hablaba con algunos jóvenes alemanes. Les decía que por qué no pololeaban, o si acaso sentían algo. Ellos me decían que debían aprovechar su juventud trabajando. Que habían hecho una promesa y que hasta después de los 40 años no podían pensar en eso. Incluso le voy a contar una anécdota. Cuando estábamos arriba comíamos con ellos, con don Carlos Chandía y con el cuñado de éste, Mauricio. En una ocasión les manifesté que estaba averiguando cómo lo hacían los gringos para no sentir deseos sexuales, a lo que don Carlos dijo “Les cuento, que desde que estoy comiendo la comida de estos gringos, no se me para”. Entonces el Mauricio dijo que a él le pasaba lo mismo. Sacamos por conclusión que le echaban piedra lumbre a la comida”.
Néstor Raúl Candia, agricultor
“La cosa es así: nosotros estamos totalmente separados de las niñas, no tenemos nada que ver. Por ejemplo, si yo veo una niña y digo que me gusta y me acerco y voy con ella a conversar y me hago cariño con ella, y le digo alguna palabra, si otra persona me ve,me acusa inmediatamente porque está prohibido que un niño se acerque a una niña. Vivir separados hombres y mujeres es parte de la vida en Villa Baviera.
Esta es una de las razones que tenía para irme, porque si yo siento cariño y amor por otra persona no pueden prohibírmelo. Es normal relacionarse con una niña, así es la vida, creo que es normal.
Ellos no saben ni la diferencia de un niño y una niña. No lo enseñan. Bueno. La niña tiene el pelo largo y el niño el pelo corto. En Chile en el colegio, uno aprende las cosas biológicamente, del lado de las ciencias naturales, pero ahí en la Villa no enseñan nada eso. Si aparecen esas cosas en los libros lo borran, le sacan la hoja o algo así. Cuando llegaron los niños chilenos, la Juventud de Vigilia Permanente, todo cambió un poquito porque muchas de las niñas que vienen de afuera tienen algún deseo con alguno de los jóvenes alemanes, y se acercan un poquito aunque no está permitido. Entonces de repente algunos “cachan” que hay alguna relación entre los niños y las niñas”.
Tobias Müller, ex colono
“Cuando salí de la Villa empecé a conocer qué es la parte de sexualidad. Antes no lo conocía, era un tema tabú, no se hablaba nada de sexo, ni siquiera yo sabía como nacía un ser humano, nunca vi a una mujer embarazada, y en la calle uno se topa a cada rato con mujeres embarazadas. Ahora entiendo lo que significa abusar de un menor, como tocarle los genitales, por ejemplo, o manosearlo. Pero yo no he escuchado que eso haya ocurrido en la Colonia. Difícil es creerlo, no me entra, porque la idea sobre él es la de un hombre justo, basado en la Biblia. Yo, con la mentalidad que tenía era imposible pensar algo relacionado con la sexualidad porque eso prácticamente no existía.
Yo ni siquiera sabía que un hombre y una mujer se besaban, se abrazaban. Recién empecé a saber que el pene se usaba también para la procreación cuando empecé a ver algunas revistas y algunos programas y después cuando hice la revalidación de estudios, dos o tres años atrás, en que saqué octavo básico y luego ingresé a un instituto de adultos e hice la enseñanza media en dos años y en segundo año tomé, además, un preuniversitario, y de ahí di la prueba de aptitud y postulé y ahora estoy en la universidad. En esa época comencé a conocer mas acerca de la sexualidad, pero mientras estuve en Villa Baviera nunca se me pasó por la mente algo relacionado con ese tema. Yo ahora quiero hacer una vida particular, no siguiendo el mismo sistema de antes. A veces me dicen que como soy de la Colonia soy homosexual o maricón y eso me hiere el alma. Con eso me quieren decir que yo soy un degenerado. Yo no soy de ese estilo. No puedo imaginarme que en la Colonia haya alguien así”.
Uwe Cöllen Gert, colono, acusado de complicidad en abusos deshonestos
La Indumentaria
“Ellos se ven vestidos muy pobres. Usan ropa vieja, como la ropa americana. Usan chalas con calcetines, zapatos como de seguridad, guardapolvo de mezclilla viejos. Andan todos en bicicleta. No ven televisión ni radio. Las mujeres no pueden usar escote y el peinado siempre debe ser con trenzas, no pueden pintarse, ni las uñas ni la boca. No usan pulseras ni anillos.
En la carpa [el restaurante] que tienen en Bulnes no pueden entrar turistas con escotes ni con short. Los hombres hace un tiempo atrás no podían usar barba. La razón que daban era porque los niños se asustaban. Decían que siempre que alguien anda con barba es porque tiene algo que ocultar. En un tiempo que me dejé barba, no me dejaban entrar al fundo. Me mandaban decir que me la cortara para poder entrar, pero yo de caprichoso no lo hacía. Yo siempre los trataba de aterrizar. Les decía las cosas como eran”.
Néstor Raúl Candia
“Yo usé catorce años la misma ropa, un solo pantalón. ¿Cuántos parches tenía? No los conté pero estaba parchado por todos lados. Y si trabajando o pescando me manchaba o me mojaba, no había nada para cambiarme”.
Franz Baar
“Me entregaron un pantalón a los 15 años. Y lo tengo hasta ahora. Hasta los 25 años, toda la ropa de las mujeres es común, y había que ir donde una señora y pedirle lo que necesitábamos, una blusa, una falda. Cuando cumplí 25 años, me entregaron una ropa para guardarla. Los hombres, hasta los 40 años tienen que ir a pedir cada cosa, una camisa, un pantalón. Era cómodo. Nos la lavaban, y la arreglaban cuando algo estaba roto”.
Ingrid Szurgelies
La Comida
“De desayuno nos daban un plato de sopa con leche, muchas veces mezclada con agua. Una sopa con poco sabor. El azúcar siempre faltaba. La comida no daba fuerza. Si cocinaban una cazuela, los trocitos de carne eran muy chicos. Y kuchen, olvídate. Si acaso unos pequeños pedazos para cada uno.
Ingrid Szurgelies
Tiempo de Ocio
“Recién cuando conocí a jóvenes chilenos me enteré de las cosas que pasaban afuera. En la Colonia sólo unas cinco personas tienen aparato de televisión, y en todo el tiempo que estuve ahí no habré visto más de diez veces la tele. Dicen que en la televisión salen puros pescados, que es mala, que nos hace mal. Si le preguntan a cualquiera, contesta que puede hacer lo que quiera, pero en la realidad tienen temor de ver televisión. Yo voy al televisor y lo prendo, inmediatamente se abre la puerta y me preguntan ‘¿qué haces tu aquí?, qué te imaginas’, y para afuera. Yo me di cuenta de eso, los otros no se dan cuenta de eso y piensan que están libres.
Había bastantes libros, clásicos alemanes como Goethe y Schiller, y estaba el Reader’s Digest. Pero todas las partes o imágenes más cuestionables estaban por supuesto borradas. Los libros que dan son todos revisados, por eso uno no puede imaginarse de una vida que no conoce y por eso no saben.”
Tobias Müller
“Yo pedí una vez un libro de Historia de Chile, porque quería saber la historia y el idioma del país en el que vivía. Pero me dijeron que no necesitaba saber nada de eso, que no me hacía falta, que no merecía la pena. Y nunca me lo dieron”.
Ingrid Szurgelies
De Campamento
“Fui dueño de un bien raíz ubicado en la comuna de Longaví, hacia la cordillera, llamado Baños de Ibáñez. En dicho lugar existen termas naturales. Hace más o menos tres o cuatro años atrás, cuando a los alemanes les cerraron su hospital, estuvieron por 21 días en mi campo, creo que fue en el mes de abril. Allá levantaron un campamento de más o menos unas 20 carpas chicas, más la carpa grande de Paul Schäfer, que era para cuatro personas. Yo vivía en unos “puestos” que son como unas mediaguas construidas de canoa de madera. Estuve con ellos los 21 días, y les facilité caballos y aperos para transportar los víveres y las carpas. También llevaron en helicóptero algunas cosas. Me da la impresión de que estos helicópteros son los que trabajan en las compañías forestales, también andaban helicópteros particulares y en una oportunidad llegó el doctor Hopp con dos alemanes más en un helicóptero de los militares de Concepción.
A ese lugar fueron tres grupos de 50 personas cada uno. Una semana le tocaba a un grupo y la otra semana a otro. Había jóvenes, niños de 18 años hacia arriba. A ese viaje no fueron niños más pequeños. Schäfer siempre andaba con dos o tres jóvenes para todas partes. Lo llevaban en caballo a bañarse, se metían con él al baño. A él le hicieron un baño con una piscina de plástico, había que echarle agua caliente y fría. Los jóvenes le llevaban la toalla, otros el caballo. Schäfer organizó todo, las horas en que se comía y lo que había que comer. Por grupos les tocaba la cocina un día a unos y otro día a otros, y era él quien organizaba también estos grupos. Daba las órdenes por radio y él tenía que estar informado de todo lo que pasaba en el fundo, todos los días.
Salían a pescar, a caminar, fueron a conocer algunas lagunas que estaban cerca del campo y en las tardes, después de la comida, cantaban canciones en alemán. También canciones en castellano relacionadas con la montaña y el campo. Algunas canciones al Creador.
En varias oportunidades conversé con Schäfer y le critiqué el hecho de llevar tantos niños al fundo. Entonces él me manifestaba que era una forma de que los niños no estuvieran en los bares ni fumando. Me dijo que quería llegar a tener mil niños”.
Néstor Raúl Candia
Del Aseo y la Limpieza
“Si niños campesinos y pobres son llevados a otro ambiente, lo lógico será que sigan practicando lo aprendido en sus casas, mientras los encargados de ese otro lugar no les enseñen nuevas cosas al respecto. Y cuando esto ocurra, a ellos les sorprenderá el uso del jabón, el champú, el cepillo y la pasta dental, la peineta, el agua caliente y el agua fría, como también la obligada exploración de su cuerpo. Muchas de estas prácticas las aprenderán necesariamente inducidos por mayores, que les enseñarán lo que hacer y cómo hacerlo, dirigiéndolos personalmente, sustituyendo a sus padres provisionalmente en el cumplimiento de estas obligaciones. En general, se les enseñará el cuidado de las manos, su lavado con agua y jabón antes de las comidas y después de ellas. El corte y aseo de las uñas tanto de las manos como las de los pies y la limpieza de éstos. Y fundamentalmente, el lavado cuidadoso, después de realizar la evacuación de los excrementos desde el intestino grueso, por el ano, y de la orina, desde la vejiga, por el pene. Este cuidado se hará extensivo al aparato genito-urinario respectivo, que, como se comprenderá, si no es debidamente aseado puede convertirse en un peligroso foco y cultivo de microbios y otros organismos patógenos. Asimismo, deberá la persona mayor que vigila todas estas prácticas, observar cuidadosamente los genitales del menor. También debe explorarse la región anal, dado que la falta de aseo en ella, deriva en lesiones en el esfínter y ataques de organismos parásitos con malas consecuencias”.
Vigésimo argumento de la Defensa de Paul Schäfer
“En cuanto al aseo o higiene de los niños, nosotros nos preocupamos de ellos, especialmente en revisarles el pelo. Hay unas peinetas y un líquido para los bichos que a veces tiene. Para eso usamos una espuma y después se les lava el pelo. Eso lo hacemos los que trabajamos con los niños. La especialidad de Paul Schäfer es el canto. Se reciben niños para ayudarlos, para sacarlos de la droga, de la brujería y entonces nos preocupamos de ellos, los ayudamos, los aseamos y en esto hay mucha preocupación. Se les lava la ropa, se les devuelve limpia, se los educa. Yo llego hasta lavarle los pies a los niños y sacarle el barro de las uñas, pero nada más. Don Paul Schäfer no se mete en esto, no sé, yo no puedo decir, pero él se dedica a lo del canto.
Uwe Cöllen Gert
La Vigilancia
“Soy mecánico de profesión. También trabajaba en la cosa de seguridad. En el verano hacía de guardabosque para controlar que no hubiera fuego, y también en la parte interna del recinto en la noche para observar. En el invierno cuidando si hay inundaciones. Todo eso estaba en mis manos. También cosas electrónicas, sensores de movimientos que hay en el fundo, como en la entrada del portón, porque necesitamos esas cosas, para saber si hay alguien cerca del portón. Mi trabajo era controlar que no entrara gente extraña desde afuera, porque nosotros en el fundo tenemos todo libre. Las cámaras de filmación están para afuera, no para la gente de adentro. Allá hay una central arriba en el fundo y ahí se informa siempre. Todo lo que se observa y se ve, llega a la central. Allí hay gente que dirige. Si hay vacas en un lugar por ejemplo, se averigua si son nuestras o de otros campesinos”.
Erwin Fege, colono, acusado de complicidad.
“Todas las conversaciones que llegan de afuera las van grabando, porque tienen una central de comunicaciones arriba. Allí están juntos las grabadoras con las radios y todo conectado. Todo lo que sale por teléfono, las declaraciones aquí las hacen en la camioneta, porque tienen miedo que alguien se de cuenta porque pueden escucharlas.
Están bien ordenados, están encima de todo. Cuando uno se va de aquí del juzgado, después de declarar, ellos ya tienen un casete, después lo sacan en limpio y así tienen un montón de declaraciones, todo lo que tiene Ud. aquí lo tienen ahí también”.
Tobias Müller
“Lo que me tenía mas nervioso allá era la vigilancia porque no podíamos ni ir al baño sin vigilancia, cámaras por aquí y por allá”.
J.A.P., estudiante
“Cada uno era espía del otro, y todos los movimientos de las personas que viven allí están restringidos. Era muy difícil salir sin autorización, todo el pueblito estaba cercado con sistema de vigilancia y con micrófonos. No sé si había cámaras o qué sistema de vigilancia era, porque todo estaba completamente disimulado. Una vez con una compañera fui al río y en pocos minutos llegó un jeep con personal de seguridad y con perros. Fui vigilada en la villa, no había movimientos libres, no podíamos ir a bañarnos al río Perquilauquén. Siempre éramos observados. Y había orden de que si uno iba de paseo mas allá de las casas había que avisar a la central al igual que al momento del regreso. Una vez observé al lado de la carnicería que se trabajaba en hacer un túnel. Y hay un subterráneo debajo de un galpón de paja, pero no se qué paso ahí. Se llenaba el galpón de paja, pero se dejaba hueco abajo para poder ingresar. Eso fue hace muchos años, a mediados de los años 70”.
Ingrid Szurgelies
“En Alemania, Gerd Sewald era filósofo y trabajaba en una imprenta. Luego, en la Colonia, se dedicaba a revisar los diarios, traducir información a Schäfer, violar correspondencia de los colonos de cartas que estos enviaban a Alemania y de las que llegaban a la Colonia. También mantenía carpetas con información de autoridades políticas y otros personajes del país”.
Heinz Kuhn
El Mundo Exterior
“Para Schäfer el mundo de afuera es malo, es una mierda y la verdad esta adentro en la Colonia, y el pueblo de afuera es malo. Por eso existe esta sociedad cerrada donde nadie puede salir”.
Wolfgang Müller Kneese
“Siempre es difícil pensar en irse. Por mala información, de afuera siempre dicen que hay peligro; a cada paso, peligro. Daba miedo. Y uno no tenía sus papeles tampoco”.
Ingrid Szurgelies
“Los que nacen ahí, no conocen otras cosas, por eso están paralizados, miran sólo al frente, como los caballos, que tienen miedo cuando se acerca uno al otro. No ven lo que está al lado, sólo conocen la vida de ahí y piensan que todo lo que pasa con Paul Schäfer es normal porque no saben nada más. Y están así como en un dogma. ¿Entiende Ud.? Están educados así desde chicos, conocen la vida de su grupo, y que los mandan, y piensan que es normal, así es normal, así es normal y eso no lo deben hacer porque es malo, y si veo la tele es malo, es pecado, porque están enseñados así. Y si uno dice ‘Oye, la vida en realidad es así’, no lo entienden”.
Tobias Müller
“Teníamos que trabajar harto y yo me cansé de ese estilo de vida. Ahora entendí que el ser humano necesita tiempo libre, tiempo de ocio para divertirse, para ver películas, ir al cine. Allí uno llegaba sólo a cierto punto y no se podía pasar a la Universidad, y yo sabía que tenía mas posibilidades de poder aprender algo intelectual. Esto lo entendí cuando empecé a salir y a conocer a otros caballeros. Ahí vi la verdad del mundo de afuera. Que no era tan malo como uno creía. Es difícil explicar por qué tenía tan mala percepción del mundo, seguramente porque afuera hay engaño, y robo, y la gente no vive tal como dice la Biblia”.
Uwe Cöllen Gert